La lluvia me gusta cuando es fuerte; me gusta sentir el olor a tierra mojada antes del comienzo de la caída del agua, y más aún me gusta tener un gran ventanal para poder ver todo este fenómeno desde mi cama, cómoda y calentita. Podría pasarme horas así, pienso que la lluvia tiene mucho que ver con los cambios. Si la lluvia viene de la mano de una gran tormenta pienso que, en definitiva, algún día todos moriremos ahogados por tanta crueldad de la humanidad hacia la naturaleza. Me gusta mojarme bajo la lluvia sin que nadie me vea, creo que es un momento de relación plena con toda esa energía inagotable que nos rodea y que sin embargo vivimos ignorando.
Pero en la gran ciudad la lluvia complica bastante las cosas. Las calles se inundan, la gente se vuelve todavía más intolerante que antes, y llegar al lugar que nos proponemos acaba por convertirse en una odisea que parece no tener fin. Creo que de todas estas cuestiones que mencioné la que más me fastidia es la idiotez que envuelve a la gente los días lluviosos. Con un mediocre paraguas salen ellos, pretendiendo salvar sus almas. Esto no es así, no debería ser así, no va a ser la lluvia quien acabe con sus vidas. Y allá van ellos, abrazados a su paraguas que al final termina convirtiéndose en otra causante de su mal humor, peleando contra el viento y perdiendo más tiempo bajo el agua. Sin embargo, van tan sumergidos dentro de ese amor momentáneo que les genera este elemento que se olvidan que más allá hay todo un mundo que los rodea, en el cual no toda la gente porta un paraguas ni posee su misma altura, entonces quienes vamos por la vida sin ningún falso techo portátil que intente protegernos tenemos que lidiar con la ineptitud de los demás que te golpean la cabeza con sus queridos y adorados paraguas. Como parece ser que no son capaces de notar esta situación, no les es suficiente el hecho de cargar con su propia protección sino que, además, pretenden ir caminando por el bordecito de las veredas, en la parte en que confluye esta con los edificios. Y aquí vienen entonces, chocando cuanto elemento tienen cerca. Concluyendo: si tiene paraguas, por favor sea tan amable de ceder el espacio de los techitos a quienes decidimos transitar libres por la vida.
Contenido neto: 80g.
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