Al final, me terminé emputeciendo la noche del sábado y no rescaté lo bien que la había pasado el viernes. La salida nocturna en auto, la música de hueca, junto con el look que tendía a lo rockero y el perfume que dije me enamoraba. Los tacos que me saqué para conducir y entonces salieron las zapatillas, la confianza y el poder que te da probar algo a lo que nunca te habías animado, aunque sepas que tenés muchos puntos en contra. No veía, porque de hecho no veo de noche, pero solo apretaba el acelerador sonriente mientras cantaba en inglés hasta llegar a destino. Caminos que creía haber olvidado y planteos de segundas opciones por las dudas pero no, el intelecto no falla, mi memoria visual se mantiene al parecer. Cuando volvía pensaba eso, qué alegría, qué alegría pensar que hace unos meses no quería subirme al auto, y ahora hasta salí de noche.
Tres días después me di cuenta que no había comprado caramelos, y bueno...
No hay comentarios:
Publicar un comentario