viernes, 16 de diciembre de 2011

Planta Baja .

Radiante y más hermosa que ninguna, pero siempre tan lejos. Pero siempre tan lejos. En este momento gritaría esa canción, bueno, tal vez gritaría cualquiera porque dormí algo menos de dos horas y trabajé, y viajé, y me compré un sombrero para mis vacaciones y demás. Ayer fue una salida familiera, en la cual para una parte del boliche era hija adoptada, para otros novia de mi hermano y para otros, nadie sabía bien mi nombre, son terribles pero me hacen reír. Perdí el celular. ¿Qué, cómo que lo perdiste? Sí, pero no pasa nada, mirá, traigo tres vasos de vodka... Okey, a veces hay que replantearse las escalas de valores, no importa, yo los banco a todos. Capo, me das una moneda? Flaco, acabo de perder el celular y querés que te de una moneda? Esas situaciones colgadas que me remiten al "Enzo, ¿qué pasó?" del lunes anterior. Y bueno, nada, entre tanto jolgorio quiero decir que este fin de año se está convirtiendo en un gran twister de emoción. El día de ayer fue atroz, diez horas de trabajo, mal humor y malos diálogos, junto con un cruce inesperado y casi tan casual como que no existen las casualidades, ¿verdad? Escuchame una cosita, no logré el Starbucks de ayer pero te consigo una megafiesta para el jueves que viene, ¿qué tal? creo que voy a estudiar relaciones públicas dentro de poco. Lo lindo de mi vida es el saber... que no la Gobierna nadie, claramente. Nada, ahora caí en ese estado que no sé si putear, llorar, o salir corriendo a buscarte, total, estamos en la misma ciudad. Me parece que mejor puchito y a la cama, basta para mí.

Palo y a la bolsa, no creo más en vos .

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