Paren, cada vez que voy al médico me enfermo, es como si ellos tuvieran una especie de sustancia X que nos hace daño, ponele. Encima ayer por llegar jodidamente temprano al trabajo me la tuve que pasar dando declaraciones, nota mental: seguir llegando tarde, tal y como lo hicimos siempre. Los últimos dos fines de semana fueron de lujo, allá en el pueblo de mala muerte pero en muy buena compañía, aunque es ciertamente lamentable salir al jardín y no encontrar al gordo, fumar ya no es lo mismo sin él escuchando historias de la vida y mirando con esos ojos de ternura infinita. En este instante me siento pésimo, mala mía por fumar mientras la garganta no está en condiciones de, pero entiéndase que el vicio, es el vicio mi estimado lector. Ya junté todo el papelerío pertinente por lo que, si todo sale bien, mañana estaría pasando al lado legal del mundo, pero más legal que los demás y con algún que otro beneficio que deberé callar para no ser odiada. Habilidad, que le llaman, mis colegas. Si bien siempre considero que mucha cosas podrían mejorar para alcanzar un estado de felicidad, deberé decir que me hallo conforme con mis emprendimientos, léase trabajo en sus tres niveles: legislatura, marca de ropa y barra. Estos dos últimos son como pequeños sueños cumplidos, el de la barra porque es divertido y muy llevadero aunque siempre haya algo que jode un poco, y el de la marca de ropa porque desde que era chica fantaseaba con tener una, hacer la gráfica y vender. El primero, bueno, desde fines de julio me hace feliz, aunque también tenga sus complicaciones y riesgos sobre todo. Luego me faltaría vivir en pareja para entonces dormir siempre contenida y despertar con un gran abrazo, un beso y unas ricas tostadas con queso y mermelada, yummy, qué rico. Esto de los cambios de temperatura, además de enfermarme un poco me genera esa cursilería que aparece sin ser llamada, y esas ganas los abrazos infinitos y las salidas de la mano. Y cuando haga mucho, pero mucho frío, saldré a la calle con mi tapado de militar, y mis pantubotas, sin dudas. Qué lindo, igual toavía no decido cuál es la estación que más me gusta, ansío el otoño para caminar pisando las hojas con un café calentito en las manos. En fin, si vos estuvieras acá estaría el triple de cargosa de lo habitual, debe ser la medicina, vaya uno a saber. Pobre cuerpito, tantas cosas se bancó, pero para todos los que hablaban en vano, mi hígado está intacto, así que lo miran por tv. No hay que odiar, como enseña día a día mi colega, así que allá vamos, powder, love, love, love.
No desistiría de alguna charlita #priceless pero así no me quejo .
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