Era un mundo paralelo, claro que sí. Entre la champaña y los ojos bien abiertos, como anonadados, y la boca en esa expresión de estar viendo algo totalmente nuevo. Como quien se maravilla ante la nada misma, o ante un mundo completamente nuevo, todo un universo desconocido. El lujo, la vulgaridad y la misma marca de puchos, la cuestión siempre será no derrapar. Cada tanto miro y encuentro todas esas cosas a las que renuncié alguna vez por confiar en algo mejor, que después no resultó pero bueno, lo que uno cree siempre tiene peso. ¿Y precio? Cuál es el precio de lo que es cada uno, gran dilema. Cuál es el precio de tus ideas, cuál el de tu moral... Aunque ya sabemos que la moral, es algo muy relativo, sobretodo en este ambiente. En determinadas situaciones no hay moral que valga, o en todo caso, es la de la defensa propia. En fin, prometo a más nadie que a mí mismo leer el Martín Fierro, y tratar de pensar un poco más cada una de las decisiones que deba tomar de aquí en adelante. A veces la ternura es un problema, otras tantas una gran virtud. Lo único que jamás voy a comprender es en qué momento el mundo se volvió tan egoísta, tan a contra mano, tan pendiente de los intereses propios. No puedo pactar con sangre nuestro final, o al menos eso no quiero ahora, se intenta superar determinadas etapas de la vida. Y de nuevo llega ese momento en el cual uno no sabe si efectuar un llamado telefónico que le cambie la vida, buscar otro intento de conversación coherente o simplemente dedicarse a su marca y luego dormir, que el cuerpo tiene poca fuerza ya. En fin, sean felices pero intenten pensar en el otro, y piensen el temita de los precios, eh? yo últimamente no dejo de replanteármelo.
Yo no puedo seguir con este juego, no quiero morir de nuevo mil veces .
No hay comentarios:
Publicar un comentario