Son esas historias que aunque pase el tiempo parecen intactas, en las cuales lo malo pesa mucho, pero mucho menos que todas esas cosas buenas. Esas historias que con solo escuchar una canción o leer una converación nos hacen sonreír como si las etuviéramos viviendo de nuevo. Pero no perdamos la cabeza, que ya perdimos también muchos martes. Alegría.
Y me pasé de nafta a gasoil .
No hay comentarios:
Publicar un comentario