martes, 11 de enero de 2011

Ideas claras .

Qué fácil es confundirse, y no me refiero a una equivocación. Es que muchas veces son utilizadas como sinónimos y sin embargo para mí representan cosas tan diferentes... Para mí la confusión es algo mucho más complejo que la equivocación, aunque si me detengo a analizar las situaciones puedo descubrir que las dos se presentan a diario. Entonces bien, lo que quiero considerar es que me parece factible hacer referencia al término equivocación cuando es algo ya sucedido, me equivoqué. Podría citar millones de ejemplos empleando la frase destacada; con ropa, nombres, direcciones, números, letras, acontecimientos en general. "Me equivoqué y puse 3645 en lugar de 3465", "Me equivoqué y tomé el colectivo que va por aeroparque". Como ya dije, meros ejemplos cotidianos. También podría decir que hay muchos tipos de equivocaciones, algunos más simples, otros que cuesta más corregirlos, pero lo peor debe ser equivocarse con una persona, dado que esto en la mayoría de los casos -por no decir en todos- conduce a una desilusión inmediata, sobretodo por lo que uno espera del otro, por esa falsa idea que contenía en su intelecto. Restará luego ver el lado positivo, los posibles aprendizajes y el por qué de las cosas, pero no es en esto en lo que quiero detenerme. Para seguir con nuestro asunto, me remito ahora entonces a dar mi definición o concepto sobre la confusión, que a todos nos aqueja. Desde mi punto de vista, la confusión es algo que nos atormenta en presente, considerando los juicios sintéticos que utiliza la sociedad, entiéndase tiempo y espacio. Confundirse es un proceso, confundirse es también un estado, es un "estoy confundido". Y como todo proceso, conlleva su duración, su aceptación por parte de quien lo posee, y luego recién de asumido esto el intento por salir de eso, dado que no conozco persona a la que le guste estar confundida, si es el caso de usted mi lector, favor de hacérmelo saber. A lo que me estoy refiriendo entonces, es a que me parece poco coherente implementar el término en situaciones como las que mencioné para la palabra equivocación. No creo que se trate de confusión si digo que tomé mal un colectivo, comprendí mal un número o escribí mal una dirección. Es un error, una equivocación. Claro está que yo no soy más que un pequeño ser dentro de un enorme mundo que no fue elegido por decisión propia, y que mis opiniones lejos están de poder cambiar las situaciones que ya han sido incorporadas como correctas o viables en el común de la sociedad, pero sí me parece que está bueno reflexionar acerca de esto. Una confusión no es un mal entendido, una confusión puede mantenerte en vilo por días enteros, una confusión puede llevarte a una gran equivocación. Como dije anteriormente, es un estado, un estado que muchas veces estamos atravesando y no somos capaces de darnos cuenta, un estado que muchas veces negamos, y un estado que, a mí parecer, rara vez buscamos.
Una confusión puede ser ocasionada por múltiples factores, entre los que cabe mencionar una ilusión, un mal entendido -como factor desencadenante, nunca como sinónimo-, o una simple mala jugada de nuestro intelecto, si es usted de mi misma corriente debe estar pensando ahora "más que del intelecto, del Ego diría yo". Es que el Ego es la causa de todos nuestros problemas, pero no Ego de cuando se dice de una persona que es egocéntrica, sino Ego, de que todos los seres humanos poseemos uno que es quien no permite que el alma se manifieste como tal. Pero, como siempre digo, no quiero influenciar a usted mi fiel lector con teorías que pueda no compartir.
En fin, no lo distraigo más y le permito volver a sus quehaceres diarios, considerando quizás la vaga idea de que algo de lo que plasmé en este texto pueda servirle para una reflexión.

Hoy salió el arcoiris en la Ciudad.

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