martes, 4 de enero de 2011

Saltalo.

Antes que nada, feliz año nuevo mi querido lector, no habíamos tenido oportunidad de saludarnos anteriormente. Y cambia la década nomás, y uno apurado en esas cuestiones poco importantes pero muy urgentes de todos los días no repara en esos detalles. Permítame entonces confesar que de no haber sido por mi habitual estado de distracción hubiera planeado alguna especie de conspiración o al menos alguna teoría de esas básicas y poco compartidas que se me ocurren a mí. Resulta ser entonces que es el tercer cambio de década que vivo, y tan solo tengo veintiún años, sí, mirala vos, veintiuno y todavía ni una idea coherente, todavía con las mismas torpezas y bajezas de las que esperaba salir, o al menos progresar.
Comienzo el año con optimismo y buena música entonces, sé que es mi último año de vida y sin embargo no pienso lucrar con eso ni pretender dar lástima, en definitiva morir no es más que cambiar de vehículo, y sabrá usted estimado lector que ante tanta crisis no es moco de pavo poder realizar semejante cambio. En fin, utilizaré estos seis meses -poco más, poco menos-  para profundizar algunas de mis teorías y el conocimiento de la verdad lo mejor posible. La despedida, la bienvenida al año nuevo, como aquello que dije sobre los principios y finales en mi primer post en este blog, imagínese que uno no puede hablar de partir porque siempre está volviendo. Bienvenido dos mil once entonces, sos impar, me caés bien e intentaré no juzgarte. Bienvenido también mi nuevo curso, interpretación de los sueños en este caso. Bienvenidas mis primeras vacaciones de un trabajo, bienvenidos primeros quince días que valoraré más que a los tres meses que solía tener. Bienvenidas las diferencias, los enojos, las alegrías, las risas, y todo aquello que nos haga feliz, pero también permítame darle la bienvenida a los tropiezos, los fracasos, las decepciones, lágrimas y dolores, porque ustedes bien saben que no crecemos si no es con ellos. Bienvenido cualquier cambio, bueno o malo, que traerá aparejado siempre alguna clase de aprendizaje. Bienvenidos a mi mundo los que se suman ahora, buen viaje a los que deciden cambiar el rumbo, y espero no defraudar a quienes están en esta aventura conmigo. Bienvenidos, en fin, al final de mi viaje.

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