Hola, sí, soy idiota. Como docente me la banco eh, esta última semana en la revista soy una omelette total, puro huevo. Debo admitir que me pone un poco celosa ver que alguien va a ocupar mi lugar, y es extraño pensar que no ocuparé el lugar que ocupé durante muchos días, muchas horas... Pero es la vida. Oh, qué filósofa. Me puse a pensar que la semana que viene puede desatarse un gran cataclismo, imagínese usted, mi querido lector, el lunes ni siquiera sé a qué hora aparecer en la Legislatura, no sé qué horario voy a ocupar, y solo sé que a la noche deberé asistir a mi clase de diseño, donde nos entregarán la nota de What, otra omelette en potencia. Mi fiel compañero de trabajo me hizo ver cosas que nunca quise ver, y tenía una alegría superior a la mía por mi situación. Me previno de situaciones que podrían ser turbias y me hizo sentir valiosa, sabias palabras, gracias a él. Estos últimos días salía de la redacción con una sonrisa que no sé de dónde se desprende, y es increíble sentirme como me siento ahora. Esa mezcla de nervios estúpidos, con una sonrisa idiota en su totalidad, a raíz de la nada misma, pero bueno. Despertar hoy y ver un inbox que no entendía, para luego ver una publicación inesperada en mi muro me hicieron pensar dos cosas clave, pero contradictorias: la primera, que los martes tal vez no sean necesariamente malos, y la segunda, que si es martes, es un mal indicio. Pero como ya se sabe que soy hueca, se me perdona este estado. Ay qué bella que es la vida, ay, me estoy enamorando. No meri, acá no estamos para esas pelotudeces. Eso sí, mis dosis de realidad y pesimismo van a ser meramente extrañables en la revista, ya lo dijo mi jefe. Viva la vida, viva el amor, pensar en ese tipo de cosas demuestran que venimos mal, pero no! cómo voy a decir eso justamente yo, que tengo el pin que reza la frase: juntos venimos bien. Adelante entonces, no sé si esperar un abrazo de la vida u otro gran cachetazo que me demuestre que este año no es para mí.
Y él no vino nunca, no llegó. Esa debería ser mi frase, o no, cambiemos la historia.
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