Qué va a ser, verdad? Pensar que mi última entrada fue, entre otras cosas, sobre una gran velada con excelentes personas. Pensar que hoy escribo exactamente sobre los mismos, solo que ahora se acerca inevitablemente una ausencia más. Tristeza. Y todo esto trae aparejado también no poder salir de otros círculos, sumar más y más confusión a mi cerebro, hasta vaya uno a saber cuándo, porque a veces el dolor parece infinito. Uno intenta recomponerse de una pérdida, pero en seguida vienen otras cosas y uno realmente se pregunta hasta cuándo habrá que esperar para estar bien. Ya no existe un #newlove, una cena laboral, un contacto que nos haga felices. Porque de nuevo, estamos cerrados en un solo lugar donde queremos encontrar la felicidad. Porque ya la conocimos, y entonces sabemos que aunque a veces sea algo pantanoso, es un camino seguro. No sé, verdaderamente, le voy a dar plazo a este mes a que se vaya con todo lo malo que deba irse, y que entonces venga septiembre con alegría de una vez, alegría para todos ustedes y a ver si despegamos de una vez. Por favor se los pido. Y tampoco voy a poner tantas fichas en el año que viene, primero, porque todavía falta, segundo porque es un año electoral y la camapaña nos quemará el cerebro y tercero, porque siempre que pongo fichas en algo, falla. No olvidemos esas jugadas que realicé tan segura allá por febrero y luego no sirvieron absolutamente para nada más que para traerme una felicidad que era de mentira y luego todo se fue al carajo una vez más. Hola, bienvenidos a mi vida, donde cuando parece que todo marcha sobre ruedas nos quedamos en pelotas en el medio de la nada. Y si me lo preguntan, no sé realmente cuántas ganas tengo de vivir, de ir a la facultad, al trabajo, lo que sea. Lo único que espero es o bien aprender a estar sola, o bien salir de este estado que hace que quiera dormir para siempre y se vayan todos a la mierda, así de sutil. Eso me entristece, y me hace enojar conmigo ser verdaderamente tan pelotuda de no poder mirar para adelante sin antes mirar atrás y a los costados. Ya quisiera tener la energía de cuando tenía 17 que me daba todo lo mismo, pero que nunca me iba a mostrar mal. Que los miraba a todos con cara sobradora y les mostraba que yo hacía lo que quería, porque acá mandaba yo. Pues sepan que hoy me sigue gobernando quien en su momento supo hacerme feliz. Tristeza, deberé pedir mi emancipación entonces. Y ustedes pórtense bien por favor se los pido, no me compliquen que esto ya es insostenible.
Si me vuelves a abrazar, mañana estaré mejor .
Pero ya sé que eso no es por mi perfume, todos putos.
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