viernes, 10 de agosto de 2012

Mufa .

Hoy mi jefe se acercó y me dio una palmadita mientras preguntaba por qué estaba tan triste, me dijo que tenía la cara larga. Solamente lo miré, y bastó a que me dijera "te abandonaron?" para que esa misma mirada se llene de lágrimas y las derrame sin poder evitarlo en medio de la oficina. Justo hoy falleció un amigo suyo, y él no está bien, tiene miedo porque está enfermo, y a decir verdad, yo también tengo miedo por él, porque es para mí muy importante, y porque no quiero que nadie más cercano a mí se vaya para siempre. O casi para siempre. Me dio una especie de abrazo, masaje o no sé bien qué fue, mientras me dijo que la vida era muy corta y por eso había que disfrutarla. El lunes si me animo voy a llamar para pedir mi admisión psicológica en el centro de salud mental de la obra social, caso contrario le pediré a una de mis compañeras que lo haga por mí, dado que ya se ofreció. Debería trabajar mucho sobre eso, y debería llorar mucho también, como ya lo vengo haciendo. Todavía no entiendo bien para qué sirve, pero sale. Qué se yo. Nuestro querido abogado, amigo de los niños, cofundador de la oficina saludable y compañero de frases, me dijo que era mufa, pero que todo lo que yo decía sucedía, por lo que un día le diré qué números saldrán en la quiniela. Corazón, si esto fuera así yo no estaría acá.



Más fácil es que pueda yo acordarme 
del día en que nací, a que duermas junto a mi .

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