sábado, 15 de septiembre de 2012

Scroll .

Qué ganas de mandar a todos a la re concha de su madre, verdaderamente. Otra vez lo mismo, venir para estar todo el día durmiendo y levantarme específicamente para fumar. Salir en auto y volver de la cabeza, riendome de vaya a saber qué mierda, porque la verdad que no hay nada para reírse acá. Pero como dijo Emilia, si hay miseria que no se note, al tiempo que yo bajaba de esos treinta centímetros con ganas de llorar mientras decía que no sabía que estaba haciendo ahí. El otro que me escribe a las dos y media de la mañana, vuelta? Y no, pibe, hace años te vengo diciendo que no, entendemelo por favor te pido, eh? Gracias. Un gusto. Ah, y me puse a dieta, dénse por enterados que me estoy cagando de hambre pero aunque sea tres mugrosos kilos voy a bajar. Y vos, nada, siempre igual de sorete conmigo, siempre soberbio y pretendiendo demostrar que sos más que yo. Ojalá, a mi edad y con estos quilombos estés donde estoy yo, pero sin que te acomode nadie eh, sino, ni te gastes. Sean felices, coman perdices mientras acá fumamos florcitas hasta que nos echen de casa. Ah, y desde ahora soy troll, ni se idean de lo bien que trolleo y las dos cuentas de oro que inventé. Él me dio un abrazo, que me hizo considerar una vez más esto de estar nuevamente en su depto de Puerto Madero mirando boquiabierta el mundo que nos rodea, y que si el lujo es vulgaridad, somos de lo más vulgarcito que vayan a encontrar. Y a Fer lo amamos para siempre, ojalá en unos meses revivamos esta época de cuando Sofía estaba nerviosa, aún me recuerda y el otro día me saludó. Nais.


Mirate y volveme a mirar, dónde estabas cuando esto empezaba?

No hay comentarios:

Publicar un comentario