jueves, 19 de julio de 2012

Mi e d o.

Por eso siempre digo que no hay que ir al médico, porque vas al médico y te enterás de lo que no querés saber. Me recuerda a Juan Cruz el de Casi Ángeles, que también tenía la enfermedad autoinmune, eso es porque ni el cuerpo se banca a sí mismo y entonces se autodestruye, como yo cuando me cortaba, o como yo cuando fumo, o como yo cuando me emrbiago, o como yo cuando me drogo, en fin, todos nos vamos a morir un día. La mayor tristeza sería no ser madre o algo así, pero total que ni siquiera tenemos marido así que ya saben lo que pensamos. Así que nada, listo, eso, pero igual estoy preocupada, lo tienen que saber.
Ahora volvamos a lo bello de la vida, mientras venía a la gran Ciudad, mi Ciudad, porque así me siento, me puse a pensar que la vida es igualita a lo que nos dicen en la facu cuando un laburo no funciona: "Listo, te fuiste al carajo, ahora volvé". Y cuando volvés, vas viendo el proceso, las cosas que hicieron ese camino y te das cuenta que es ahí donde están las cosas que necesitás para que todo quede como es mejor. Aí que volviendo un poco a la vida en sí, volver a mi ciudad natal me hizo recordar que mal que me pese crecí ahí, en esas calles de baldosas desparejas rodeada de gente mal vestida y autos con música grasa. Pero nunca hay que renegar de los orígenes, porque ahí está la base de todo. Ahí me reencontré con las únicas personas que nunca me van a dejar, mis amigos, con las calles con tierra y conchilla de la laguna, el viento frío pegando en la cara y ese no sé qué. Caminamos mucho, como dos horas, luego hicimos una torta de chocolate, tomamos mate y charlamos de temas varios. Pero lo más importante, es que me reí mucho. Te hacen entender que a veces es solo cuestión de tomar aire y dar el primer paso. Y así salir, así mirar, así dejar que los demás te miren también, dejar que el sol nos vea. No sé por qué pero siento que fueron días en los que tomé en consideración como pocas veces la importancia de la amistad, la necesidad de aferrarse a algo mucho más certero que un te amo o un chocolate suizo. Y a la noche, bueno, a la noche me olvidé de los consejos de Cristian y derrapé feo, pero el jefe no se entera porque está en Londres, y esto fue en el pueblo así que todo bien. No sé qué onda, miércoles era, a las siete de la mañana me fui, re contra ebria, llegué a mi casa en dos minutos. Pero esa es otra cosa que tiene el pueblo: la gente vive a la vuelta, o a 5 cuadras ponele, siempre así. Mientras mis headphones decían "traté y traté de negar este amor tantas veces", pero por favor, parecía mentira. Pero no cambio por nada esos abrazos, esas risas, sobre todo. Cómo me hacen reír por favor, y mis declaraciones como que los judíos se complicaban la vida eligiendo ser judíos y bueno, esas cosas que pienso yo. La guitarra y las cancioncitas, el fernet bello que nunca terminé de preparar, ah no, a mí me atienden, viste? Yo soy así. La calidez de la casa, lo confortable de todo y la pequeña paz cuando la energía así lo genera. Y el fernet, bueno, pero miremos lo positivo y es que fueron como tres días sin drogas, yo me desconozco, qué querés que te diga? En fin, eso. Los amo a todos más que nunca, pero ya saben, acá nadie se quiere con nadie. Porque querer, es muy peligroso. Peligroso, he dicho. Y ya que es el día del amigo, ojalá pueda soñar con vos, como el otro día, soñarte como si nada hubiera pasado y siguiéramos compartiendo momentos, como me estaría llegando tu mensajito a esta hora, porque jamás te olvidabas o te hacías la boluda. Ahora que parece que voy aprendiendo algunas cositas, que yo te re agradezco así infinitamente, estaría bueno que me vengas a buscar un día de estos, aunque sea para dar un paseo y que me muestres qué tal son las cosas por allá, acá a veces ya aburre mucho.


Creo en mí si te veo hoy .

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