Han sido tantas despedidas en verdad, que muy pocas fueron verdaderas. Con todos te volvés a encontrar, tarde o temprano. Y como decía allá por el dos mil nueve, la vida es un boomerang, y lo bueno también vuelve. Ahora se me ha dado por pensar que sé cocinar y hago unas mega ensaladas, viviré a cebolla y morrón a partir de ahora, ese aroma cuando los saltás es como, no sé, tremendo. Hoy volvió mi jefe, bronceado y relajado, todo muy bello, me dijo personaje y me dio un abrazo. Me quedé pensando por qué será lo de personaje pero bueno, en fin. Tengo miedo de ir al médico, en realidad tengo miedo a lo que me vayan a decir y a la vez me preocupa que termine sucediendo lo de siempre, que no me den pelota y me tengan dando vueltas cuando de verdad no la estoy pasando bien. En fin, ojalá mañana me avive y me levante temprano así llamo a la inmobiliaria y voy a falabella. Qué lindo todo. Mentira, me metí en otro gran quilombo como de costumbre, y esta vez no sé si quiero desaparecer, qué se yo. Será cuestión de esperar, como todo. Salud colegas, usen colores cálidos para combatir el invierno cardíaco.
El sentimiento está intacto .
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