martes, 17 de julio de 2012

Pain .

Miremos todo lo bello. Como mis auriculares nuevos. No, hablando en serio, como tener amigos que nos están esperando con los brazos abiertos aunque los hayamos dejado colgados dos años o más tal vez. Que nos compran cosas ricas para mirar los simpson mientras uno escupe sus verdades y preocupaciones, y encima te dicen que tu energía les da armonía. Eso es un diez, muchachos. Luego caminé cantando mientras observaba lo desolado del pueblo al lado del quilombo en el que amo vivir inmerso, y al llegar a casa dos visitas, con quienes terminamos hablando de drogas. Y a propósito, para callar a mi madre que decía que era cuestión de educación, me encargué de decir que las drogas, como cualquier adicción, son un problema de soledad. Y resalté claramente que incluso el tabaquismo era consecuencia de eso, cosa que me hicieron ver en enero, cuando este año comenzaba y parecía prometedor. El cigarrillo es una compañía, el alcohol lo es, ni hablemos de la frula entonces. Pero bueno, así es la vida, dirían. Luego me enteré que otra vez el cáncer de mama elige como víctima a alguien de mi familia, en antecedentes somos un dieez, le dije a mi padre, quien me miró con cara de resignación. Y yo pensando en arreglarme la cara, o incluso el cuerpo, cuando tengo gente tan cercana que tiene que pasar por un quirófano evitando la muerte. Complicado. También hablé con mi querida colega, colega en serio, amiga con quien compartí años de colegio y momentos inolvidables, a quien siempre recuerdo por su concisa y sabia frase: "Ahora lo único que te falta es entender que se terminó". Y te la deja picando, porque ella es así, y así la queremos. El cuelgue que me dejó esta persona es tremendo, y hablando de eso, le hice escuchar El Kuelgue, todo muy cómico. Y entender, o tal vez aceptar, como siempre diferenciamos, que la gente es sorete y a eso no hay con qué darle. Que uno de los principales problemas es esperar demasiado de quien nunca dio nada, y que encima se siguen sumando desilusiones a la lista. El enojo entonces ahí es con uno mismo, la primera vez es un error, la segunda ya somos pelotudos y en este caso, que ya es como la número cien, nada, somos rubias huecas, qué va a hacer? Ah, y también nos reímos de Isauro, el esclavo, pero qué se yo, pastillitas así no mandamos a todos a la mierda, volveré a ser peace, meripeace.


Sí, meripeace ♥

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