miércoles, 16 de febrero de 2011

Botiquín .

Espacio, punto, siempre así, es que lo considero como con una carga diferente. Hoy experimenté una profunda tristeza, hacía un tiempo que no me sentía como me sentí hoy. Fue volver a no saber dónde quiero estar, dónde tengo que estar, qué es lo que tengo que hacer. Eso que me pasa, esas ganas de volar. Compré puchos antes de ir a trabajar, por primera vez el semáforo me dio el gusto de detener el colectivo antes de que lo pierda, y fui a trabajar, como siempre agradeciendo la cercanía que amortiza bastante los minutos tarde que llego. Me pidieron cambiar un par de notas, lo cual me fastidia desde el punto de vista que no es necesario entonces que me apuren durante el resto de la semana si luego van a hacer modificaciones cuando la revista está por salir; esa maldita costumbre que tiene de sentirse en el horno cuando estamos en excelentes condiciones. Óptimo, cuánto hace que no escucho ese término, antes era moneda corriente, aunque nunca llegué a implementarlo. De nuevo esos nervios sin sentido, esa sonrisa nerviosa sobretodo y las preguntas que no pensaba responder. Otra vez terminar el día sin la otra sensación, la que me genera una sonrisa aún más nerviosa, mañana tal vez suceda, o no, tal vez opte por una imagen mala onda y listo, en definitiva me pagan por hacer una mediocre revista, no por ser sonriente y buena onda con todos.
Después salí y ahí fue cuando peor me sentía, ese cuelgue irremediable. Fui a la parada del bondi pensando a dónde ir en realidad, me prendí un cigarrillo y me quedé esperando, boquiabierta como si todo fuera nuevo, típico de cuando me hallo en estos estados, es que a veces me pregunto si no tendré algo de autismo dentro de mí. Vino un 168 pero no subí, quería terminar el cigarrillo y el 151 me dio el gusto de llegar justo para que yo de mi última pitada y me suba. Pagué el boleto y me situé en los lugares para sillas de ruedas, mientras observaba los autos a mi alrededor y me planteaba mi fobia. Recuerdo que también cuando subí al vehículo vi que tenía el calco que dice que no se permiten vendedores ambulantes, pero en la siguiente parada subió un sujeto que no sé qué vendía porque no lo miré, pero sí escuché que dijo "salud y trabajo para todos" lo que hizo que yo me planteara los valores que puede tener cada uno, y una vez más me detuve a pensar en lo injusto que es todo, pero lo injusto que es todo acá en realidad porque creo que las jerarquías se encargarán del resto y sino, bueno, será otra cosa más en la que me equivoqué pero por ahora me dio alivio. En la entrevista psicológica recuerdo haber mencionado este tema, "me desesperan las injusticias, no puedo tolerarlas" dije. Y es que es así, yo estoy convencida de que voy a la mejor universidad porque es en esa casa donde se me enseña a pensar, a abrir la cabeza con una cuchara si es necesario, pero a abrirla, y nadie nos enseña cómo usar un maldito programa de pc que en definitiva con algo de tiempo y coraje lo aprende cualquiera, pero también veo que en realidad todo depende de los contactos y posibilidades que tiene cada uno, porque hay quienes no hacen prácticamente nada y ahí están, viviendo la buena vida. Por supuesto, esto también es subjetivo dado que el dinero no hace a la felicidad y el hecho de tener todo servido en bandeja ahora quizá refleje que luego no van a poder irse en paz, cosa que yo espero para mi próximo viaje. Empecé a sentirme mal entonces, triste, con ganas de no ir a ningún lado, de nuevo esa fastidiante situación de saber que quiero irme de acá, que no quiero estar más. Me propuse entonces releer un par de entradas anteriores cuando volviera. Antes de venir a casa fui a averiguar por el piercing que se me salió y el que quiero nuevo, pero tampoco estaba con esa necesidad de hacérmelo ni esas ganas o energía que me mueven a esos lugares, por lo que me limité a consultar y luego caminar hasta destino. Lo demás fue cuestión de tiempo, televisión, música, releer entradas antiguas y tratar de volver a la realidad, buscando sobre todo algo en qué enfocarme, dado que me disperso con mucha facilidad y me cuesta el doble salir de ese estado.

Como siempre, terminé dando vueltas, a ver si ponemos límites.

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