En esta especie de exilio que estoy transitando, exilio que no me molesta por cierto, aprovecho para pensar y tener en cuenta otros aspectos a veces ignorados. Esto de poder ir a meditar a un lugar me gusta mucho, aunque debo admitir que hoy la concentración no estuvo muy de mi lado. Sin embargo, hubiera pasado horas enteras sentada en el banco donde espero antes de ir a la sala de meditación. No hubo abrazos, y volvimos a trabajar sobre el AUM, esto es lo que se hace los sábados. Daría todo lo que soy a cambio de tener un mínimo recuerdo de mi nacimiento, algún recuerdo de cuando era bebé, quizás en aquel entonces todavía recordaba de dónde venía. Un fin de semana bastante nerd, pero lo más profundo que pueda. Quiero lograr esa conexión, necesito lograr esa conexión con lo que verdaderamente soy. Vuelvo como siempre al concepto de la libertad, y de que las cadenas las tenemos nosotros mismos.Y qué más? Sí, frenar. Hoy me explicaron por qué respiro tan rápidamente y me siento asfixiada, como ya dije en otra entrada, lejos está de tener relación con mi adicción al tabaco, sí tiene que ver con la angustia, pero lo más importante que aprendí hoy, es que la respiración va al ritmo de la mente. Mi mente está muy dispersa entonces, va muy rápido en todas las cuestiones que intento abarcar, y eso genera que no pueda respirar profundo, o lentamente. Intentaré ir por eso entonces, por ver si puedo empezar a controlarla y dejar de ser una marioneta. Comencé una lista de pequeños sueños cumplidos, cosa que se me había ocurrido hace unos días en el colectivo mientras pensaba sonriente en estos pequeños triunfos. Pediré toda la ayuda necesaria, para algo tenemos siete cuerpos, ¿no?. Ojalá pueda sumar algunas victorias más antes de partir, entre las que espero incluir algún espontáneo momento con vos, aunque nuestros retiros ya suman considerablemente. Sí, estoy hasta las manos.
Hablando de la libertad.
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