Con paciencia de artesano, dicen, no se equivocan. Con esa paciencia un artesano sobrelleva una estafa y sigue en pie por sus hijos. Mirá vos, qué increíble, y yo con ganas de llorar porque mis profesores me dijeron que mis problemas los tengo que trabajar yo y después ir a la facultad. Ojalá pudieran aprender de ese tipo, ojalá yo pudiera aprender de ese tipo también. Lamento horrores no poder haberle dado el número de Defensoría del pueblo, pero claro, me olvido de cómo vivo. No te irrites contra el karma, nos dicen en meditación, pero el martes me puede, el martes me hace retroceder en todo lo poco que creía haber avanzado. Y otra cosa, ya no existen dudas de que odio, detesto el número cuatro, aunque no debiera tener esos sentimientos en mi interior. Son todas falsas existencias, yo soy una falsa existencia y este blog también lo es. Sí, estoy pesimista, muy pesimista porque me molesta haber intentado abrirme para explicar por qué me quedo callada y que me hayan humillado. Odio ser así, detesto ser quien soy, como cantaba en el dos mil seis, y odio que siempre se me ocurran las mejores respuestas cundo estoy sola. Pero es que para ser distinto no se necesita más que eso, verdad? Bien, está todo mal, todo mal menos una pequeña cosa, que me demuestra como cambia el sentido de algo con solo agregar una palabra: detesto morfo, amo las morfo fests.
A blanquearlo, dale .
No hay comentarios:
Publicar un comentario