jueves, 23 de junio de 2011

Crece .

Hola, sí, dos mil once? Qué hacés? Todo bien, bueno, me alegro. Mirá, solo te digo que ya entendí que mi teoría no era aplicable y demás, listo, no lo pienso más, ahora dejá de romperme las pelotas, sí? Te halagué tanto que al final mostraste la hilacha, y bueno, uno más. El miedo más grande que tengo es saber hasta dónde se va a ir todo al carajo, o sea, cada día me sorprendés con una basura nueva, es increíble. Así que bueno, habrá que esperar a ver si sale el sol, estoy dispuesta a hacer pactos de casi cualquier tipo a cambio de acabar con esta pesadilla justo ahora. Porque lo peor de todo, es que me das donde más me duele, no te metés conmigo tan directamente, no hacés nada de las cosas que me joderían pero en el fondo estoy dispuesta a bancarme. Tenés una estrategia genial, lo admito, sabés dónde duele de verdad. Te metés con la gente y las cosas que quiero, porque claro, sabés que así la paso mal, porque si las cosas me pasan a mí termino riéndome y ya, porque a mi no me importa más nada de lo que me pase a mí como persona. No quiero irritarme contra el karma, pero... ya está. ¿Puedo pedir marihuana? Tengo unas sedas acá, y hoy armé unos cositos con tabaco y té de anís, para las fotos de diseño, pobre modelo, se la re bancó. Te queremos, sí, copate a nuestra secta y si querés convidar un café en este fucking frío sos más que bienvenido, lo mismo un cigarrillo, fuego o un abrazo. Sos bienvenido. Vamos Mauricio.

Bitácora de lo imprevisible. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario