Realmente no puedo creer lo mal que me está saliendo todo. Hace un par de días, alguien me dijo que necesitaba que me dejen de pasar cosas malas, y posta... no da. La facultad me está estresando, me pregunto dónde quedaron aquellos buenas ideas, esa imaginación y facilidad para resolver las cosas. Deben estar por allá lejos junto con la alegría, la seguridad y otra larga lista de cosas que quedó olvidada en un lugar que no soy capaz de encontrar. Ahora solo espero a que sea viernes, pero no por el fin de semana, sino para poder realizar esa visita que quisiera hacer todos los días. Quiero ir a visitarla, a esperar nerviosa las cuatro de la tarde para que den el parte diario, y luego pasar a verla, suspirar bien hondo para que no haya lágrimas y decirle las cosas que me salen en el momento. Te quiero ir a ver, para retarte un poco por todo esto y decirte que vas a salir adelante sí o sí, que no te dejo opciones y que aunque nunca fui demostrativa acá me tenés, sin poder dormir por el miedo a que todo pueda empeorar. Quiero volver a ese febrero en el cual dábamos vueltas en auto escuchando ska-p y gritando bien fuerte, quiero volver al último año de colegio solamente por las cosas que compartí con vos. Quiero de nuevo estar preparando una matinée, yendo rapidísimo en auto a todos los colegios a invitar a los chicos y planeando gráficas sin conocimientos de diseñador. Quiero gritar otra vez en el quincho de casa, esa música bizarra que nos hacía morir de risa entre cervezas, licores y vino, que después volcarías en la cocina y yo lo limpiaría ebria y riéndome mientras le digo a mamá que se vaya a dormir y que estoy sobria. Quiero caminar hasta buhos con un vaso descartable en la mano, bien rápido y diciendo tantas boludeces como el tiempo nos permitiera. Ay, si pudiera cambiar tantas cosas...
Recuerdos que nunca se van .
No hay comentarios:
Publicar un comentario